Valparaíso, novia del Océano

Tomar todos los colores. Arte por montones.Paisajes. Mar. Infinitas pendientes. Laberintos dignos de la imaginación de un niño. Vida en estado puro.Echarlo en un crisol y esperar que cuaje: eso es Valparaíso.Nunca he estado en una ciudad más ajustada a sus propias reglas,las reglas de su propia imaginación, la de sus afortunados habitantes, la del mar y la cultura.

Sólo el que ha estado en Valpo sabrá que no exagero. A 116 Km de distancia desde Santiago, Valparaíso desciende desde los cerros al mar, dejando dispersa toda la voluptuosa expresión de sus casitas. Aproximadamente 42 cerros son parte de la ciudad y para facilitar la subida a ellos existen una gran cantidad de ascensores, cuyo precio varía según quién los administre, pues se gestionan en forma privada. La vista que se ve de la ciudad desde éstos es muy hermosa. Otro atractivo que se ve por todas partes son los murales creados por artistas de todo el mundo que (como todo artista) sueñan poder ver algún día su mural en una pared de Valpo. Toda la ciudad bulle de cultura y se expresa en las más variadas formas:pintura,graffitti, títeres,música,artesanías. Por un precio muy accesible encontramos una habitación para arrendar como a unos 10 dólares por persona la noche, en un barrio de casas muy antiguas y repleto de arte callejero. Cabe hacer la salvedad de que al ser fechas de año nuevo,la estadía nos resultó un poco más cara, por lo que en el transcurso del año obviamente los costos son menores.Allí las habitaciones se arrendaban a diferentes personas dentro de una misma casa,o como le dicen allí "residencial": teníamos baño compartido (pero muy aseado), una cocina equipada y hasta servicio de lavado.

De allí salimos a pasear por las infinitas callejuelas de Valpo y a subir por sus ascensores, y a comprobar que esta ciudad es un delirio para cualquier amante del arte y de la fotografía: una ciudad abigarrada,única, llena en todas sus esquinas de murales y pinturas que, en algunos casos, bien pueden haberse tardado años en pintar. De hecho, el Museo a Cielo Abierto es un proyecto mediante el cual pintores chilenos reconocidos han creado colosales murales en diversas esquinas y puntos de los cerros de Valpo para que la gente pueda acceder sin restricción ni horario a sus obras. De ahí en más cada quién hace sus obras en cualquier parte y es de destacar la gran calidad de la mayoría de ellas. La ley es simplemente no dañar ni pintar encima del graffitti o pintura de otro, salvo que se tenga la seguridad de que la nueva obra sea mejor que la que se va a cubrir. Otra cosa que llama la atención son los laberintos de gradas por toda la ciudad, que parecen no tener fin. Por estos y por las pendientes empinadísimas que hay por todas partes, no es muy recomendable visitar la ciudad con mochilas al hombro. Por lo demás,la arquitectura de Valpo es otro atractivo que salta a la vista y en el que se entremezclan muchos estilos como el victoriano y el de influencia británica, así como variedad de materiales:piedra,madera,metal...

La vista del puerto y sus barcos es también muy linda, y vale también la pena bajar a la parte plana de la ciudad a ver de cerca los barcos de cerca y sus edificios.Otro atractivo es la Casa- Museo de Pablo Neruda,La Sebastiana,una de las tres que tuvo el poeta, y que está en la parte alta del Cerro Bellavista. La entrada allí es de 6 dólares.

En la única noche que nos hospedamos en Valpo salimos a un bar llamado La Trova,donde, como su nombre lo indica, se presentan muchos artistas de trova y del que han salido luego nombres conocidos en todo Chile.La música excelente, el bar muy indie,para nada exclusivo ni excluyente. Un ambiente muy bueno, mucha gente eso sí, pero un rato bastante agradable. Allí tomamos un "terremoto", una típica bebida entre la gente joven chilena hecha con un vino blanco(de baja calidad), llamado "pipeño", helado de agua sabor a piña, piña molida, una pizca de fernet y otro de granadina, en una jarra muy grande para unas dos o tres personas.

Al día siguiente, tomamos un bus que nos llevaría hasta nuestro próximo destino: Isla Negra.Nos fuimos con la sensación que todo visitante debe llevarse al marcharse de un Patrimonio de la Humanidad tan hermoso como Valparaíso: un inocultable deseo de volver, aunque sea una vez más en la vida.