martes, 28 de septiembre de 2010

ALLÍ ENTRE LOS CERROS TUVE AMIGOS












"Allí entre los cerros tuve amigos
que entre bombas de humo eran hermanos.
Allí yo tuve más de cuatro cosas
que siempre he deseado.
Allí nuestra canción se hizo pequeña
entre la multitud desesperada:
un poderoso canto de la tierra
era quien más cantaba" (...)

Silvio Rodríguez

Santiago es una ciudad gigantesca,y que lo afirme alguien que ya vivió en Buenos Aires, ya es bastante decir. Lo comprobé claramente cuando Kami(mi guía turística personal),me llevó al Cerro San Cristóbal, uno de los cerros que se encuentran en el centro de la ciudad.Desde allí la visión da vértigo:no se puede abarcar con la vista el fin de la urbe.Por estar recién pasada la Navidad, nos encontramos un hermoso portal con figuras a tamaño natural,hecho con un detalle primoroso en madera labrada.Más que artesanía,arte.

En la punta del cerro hay hermosos jardines y escalinatas que llevan hasta la cima misma, donde está colocada una estatua colosal de la virgen maría, que es visible desde centenares de metros de distancia.Como es de esperarse el tamaño de la estatua y la visión que se tiene desde ahí de la ciudad impresiona.Luego de pasear un poco por el sitio,hicimos la fila para bajar de nuevo al pie del cerro.Esto se hace mediante unos ascensores como los de Valparaíso, en los que se paga un tiquete de ida y vuelta,o bien,si se es buen caminante(sobre todo de cuestas pesadas),a pie por la serie de senderos y gradas que van rodeando el cerro hasta la cumbre.

Al llegar abajo, nos esperaba el Zoológico Nacional del Parque Metropolitano de Santiago...

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